martes, 24 de febrero de 2009

La villa romana


Una villa romana no es una casa. No es la vivienda tal y como la conocemos hoy en día. Ahora más bien vivimos en chabolas en altura. Una villa romana era mucho más. "El lugar en donde conviven los ocios más excelsos", apuntaba la inscripción de la entrada en la villa de Plinio. El ocio, como trabajo creativo, productivo. No era un simple refugio para comer dormir y salir pitando de allí. Era un lugar en constante diálogo con la naturaleza, en donde se forjaba la cultura día a día. Situada en la ciudad, en la urbe, en donde hay lucha, confontración, conflictos. Es una villa urbana que contempla la ciudad, y que se nutre de ella. La vida en el campo aniquila la creatividad.

La cultura no es más que la reacción del hombre que quiere superar a la naturaleza. En la naturaleza todo sucede cíclicamente. El gusano, que se convierte en mariposa, pone huevos de los que sale otra larva que se convierte en gusano de nuevo. Y así una y otra vez. Siempre se empieza desde cero. A nosotros los humanos también nos ocurre, pues somos parte de esa naturaleza. Cuando aprendemos un idioma, o a cocinar, por ejemplo, nuestros hijos no lo heredan. Los caracteres adquiridos no se heredan, todos lo sabemos. Por eso vivimos en una sociedad que nos brinda la posibilidad de no empezar de cero. Hay colegios, bancos, hospitales, lugares en donde se enseña aquello que otros antes que nosotros ya descubrieron. Y así avanzamos.

Esa cultura, que dialoga y discute con esa naturaleza, es la que descubrimos dentro de la villa romana, un gran ejemplo de claridad dentro del caos, de libertad y de búsqueda de lo intelectual, la búsqueda de la verdad.

Roma, con veinticinco siglos de historia, en donde se han sucedido multitud de guerras, envenamientos, conspiraciones y un cúmulo de conflictos y luchas, ha dado al mundo personas como Miguel Angel, Rafael o Virgilio. En cambio, Suiza, por ejemplo, con sus cinco siglos de historia y de paz absoluta, ha supuesto para la historia de la humanidad...el reloj de cuco.

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